Sobre la marcha

Así, cuando vemos aquello que primeras de cambio parece vano o inocuo, entonces surge el valor de hablar, de escribir, de retratar esta y otras cosas para hacer un álbum del mundo, un cuadro de la vida y sus moradas, y recoger esos retazos nuestros que, dispersos, nos signan “yo” en todas aquellas partes del mundo donde se a nombrado nuestro nombre, es posible tomar la cámara y ver con ella, a través de ella, y de a poco volverse uno con ella, primero como una extensión de uno, implante mecánico que registra en subjetivo planos de notoria otredad, pues ya empezamos a ser el otro, el que observa, el que narra, el que vive los hechos que son vida por si mismos. A esta distancia comienza el ansia, la duda: ¿Qué si esto que hago no vale nada?. Entonces será necesario tomar el miedo y hacerlo combustible del motor que nos a llevado a este camino, dejar que las cosas pasen, pues poco podemos hacer realmente, si no intentar que los incidentes ocurran de la mejor manera posible. Y con este propósito comienza el orden, los esfuerzos por organizar cada paso que se da en la producción audiovisual. Se hacen cálculos, cronogramas, medidas de tiempo, se hacen llamadas a altas horas de la noche, café en la madrugada. Se habla con todos acerca de eso que tienes en mente, y sobre ello planean una vez más, y cuando llega el día se ultiman detalles, se hecha a andar la cámara, y se registra, con éxito o lo más parecido posible, pues en muchas ocasiones se tiene que recurrir a la improvisación como un recurso para encontrar soluciones a los problemas prácticos que una producción audiovisual presenta. Por ejemplo, cuenta Douglas Slocombe, quién hizo la fotografía de las películas de Indiana Jones, que la escena en “Los cazadores del Arca Perdida” en donde Indy debe pelear contra un hombre con cimitarra para poder llegar a Marion, originalmente se realizaría con una coreografía muy elaborada en donde el héroe pelea contra el fugaz enemigo con ayuda de su inseparable látigo, sin embargo, por problemas de tiempo, la filmación de esta secuencia se había retrasado, la luz del día se acababa, y de seguir en ese ritmo, la iluminación cambiaria diametralmente, abriendo un hueco en la continuidad de la historia que cuenta esta película. Así que el director decide que la escena se filmaría, con la variante que en lugar de sacar el látigo, el protagonista sacaría su revolver y dispararía contra el enemigo, evitándose de esa forma la pelea y los problemas de continuidad antes mencionados.
Podrá preguntarse: ¿Por qué no filmar la secuencia al día siguiente, si el problema era que anochecía? Por que los tiempos de realización son muy apretados, y esa secuencia solo podía filmarse en ese día y no en otro. Pero ¿qué pasa cuando gran parte de la producción depende de ese momento que debe filmarse? Regularmente se viene abajo, pero en ocasiones se puede usar la falla para abrir la brecha de nuevas posibilidades, o simplemente salvar el día y la producción.
De esto se trata este corto. Originalmente hablaría de las creaciones, de aquello que en cuanto creado se torna más grande que el creador, y por tanto más difícil de manejar. Esto que sucede sería apenas una parte de la historia –aquella en donde, efectivamente, las paredes se rompen para dejar que la creación (un mono de comic) se expandiera. Y terminó por ser la historia misma cuando un problema técnico nos obligo a cambiar todo el guión y grabar lo que en el camino se nos fuera ocurriendo. El resultado, un corto demasiado abstracto por el cuál se piden miles de explicaciones, para las cuales responderé: “en la pantalla no sucede más que lo que en la pantalla sucede…”

Ahora si, la verdad detrás de los hechos guardados en el ombligo de Kandinsky:
Para esta escena necesitábamos que el protagonista estuviera en campo abierto, sentado frente a su restirador, como una manera de significar la enormidad a la que el mismo se había sometido. Así que planeamos, decidimos, pusimos manos a la obra… y cuando llegamos nos dimos cuenta de que el restirador estaba mal armado, y lo que era peor, no llevábamos herramienta para corregir el error.

Y solo teníamos ese día para hacer la grabación.

Así que el productor decide que grabaremos lo que se nos fuera ocurriendo, que fue esto…



Que vivan todos los poderes de improvisación.

Comments

Oniwanko said…
Ayer, hoy y siempre!
VIVAN!
y que esto y que lo otro? salud!
(de verdad, sacan de apuros. A donde que bonito es lo espontáneo)
Efe said…
completamente de acuerdo...

Vivan!!