Ver el mundo



Cuando era niño, había un comercial que llamaba mucho mi atención, no por su manufactura, si no porque pasaba tantas veces durante los cortes de programación, que era inevitable que se te quedara grabado. Este spot comenzaba con un primer plano de un vaso de cristal, agua hasta la mitad de su capacidad, contra un fondo negro. Una voz en off comenzaba a decir: “Hay quien ve el vaso medio vacío” la toma se abría para dejar ver al dueño de la voz, un hombre vestido de traje y corbata, quien tomaba el vaso con actitud casual mientras decía su siguiente línea: “Hay quien lo ve medio lleno” e invitaba al público a cambiar su perspectiva de las cosas por una visión más optimista. Hablaba de la circunstancia de aquellos días, eran los últimos años de la década de 1980. El Pacto de Solidaridad Económica de Miguel de la Madrid trataba de evitar que el país cayera en una situación de hiperinflación mientras la gente no dejaba de ver que las cosas se iban, día a día, al carajo.
Mis hermanos se burlaban de ese spot cada que podían. Los adultos, a mitad de sus conversaciones, aludían al vaso medio vacío. Los precios de diferentes productos cambiaban sin aviso, y la gente hacía lo que podía para salir adelante. Fueron días complicados. No sabía que conservaba en mi memoria las imágenes de aquel spot hasta que me topé con un meme que le daba vuelta y mofa a la idea de la percepción del vaso medio lleno.



A la visión del pesimista que ve el vaso medio vacío la complementaba la visión del realista que nomás ve un vaso con agua, la del utopista que espera que el agua este en otro nivel, o la del escéptico, que no cree que aquel líquido sea agua, dejando, hasta el final, la visión del artista, ilustrada con un pincel sumergido en el agua de aquel hipotético vaso. Esta imagen que no pasaría de ser mera curiosidad si no es que, pocos días después, tuvimos oportunidad de ver “Claire en invierno” (Sophie Bédard Marcotte (directora). 2017). Película sobre la incertidumbre, la inevitable introspección que causa el encierro –casi obligatorio, dado el invierno canadiense- donde una joven fotógrafa independiente debe confrontar el desempleo, la ruptura familiar, la amorosa, y todo ello ante la posibilidad de que un descompuesto satélite espacial caiga a la tierra. Esta anécdota es lo suficientemente poderosa para que paguemos un boleto. Nos acomodamos en nuestro asiento y somos testigos de una historia que se cuenta a partir de grabaciones de la protagonista, quien registra, como si de un documental se tratase, sus viajes en bicicleta, algunas discusiones de cuando se supone que la cámara estaba apagada, el caer de la nieve, o sus cenas en solitario. A través de encuadres aparentemente descuidados, Sophie Bédard nos habla del desencanto, ese que confrontan aquellos que caen en cuenta que aquello que llamamos éxito está colocado en escaparates mediáticos de no fácil alcance, y sustentado en discursos vacíos. Claire busca algo que le funcione –una idea, una serie de fotos, una galería que muestre su trabajo- para llenar esos huecos que en ella dejan el desempleo y sus relaciones personales; tiene sed de trascender. No históricamente, si no personalmente: encontrar sentido a su diario acontecer.  
La directora cuenta que comenzó a trabajar en esta historia después de que su primer documental no fuera recibido como ella esperaba. Ella misma interpreta a Claire para poder abatir costos y poder terminar su película. ¡Que forma de trascender la circunstancia! La imagen de los vasos no tiene relación formal con la película de Sophie Bédard, sin embargo, ambas hablan acerca de las formas de ver abordar el mundo. Da cada uno depende la perspectiva y el planteamiento, y más importante, si va a trabajar sobre ello, o a quedarse mirando. 







- Bordeau C., Bédard S., Galipeau C. (Productores). y Bédard S (Directora). (2017). Claire L´hiver (Película) Canada: Les Films de L´Autre

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