Busco una visión matinal de primera hora para que esa luz dirija mi atención en el significado/sentido que la luz tiene cuando choca con un objeto. Es en ese momento de coalición donde el sentido de las cosas muestra su faz oculta, es ahí donde la tensión o la calma se dibujan de una forma más comprensible. Por que aquello que avasalla al hombre, sean sensaciones, pensamientos o emociones, se ilumina por una luz única, temporal. Es ella la que salta o destella y nos habla de cosas que solo en ese momento entendemos, pero eso se diluye con el pasar del tiempo, con el cambio de luz. Las cosas entonces son distintas, nuevos pensamientos, nuevas emociones se iluminan en espacios distintos, aquello que antes, en esa otra luz, nos dijera algo, ahora no parece gran cosa si no es que lo hemos olvidado. Solo la memoria lo trae de vuelta cuando esa luz hace eco, cuando hay resonancia. Una forma de anamnesis, material incorpóreo más maleable, y personal, propio por sobre todas las cosas. Ese carácter vivencial es transportado al cine, lo que lo hace algo único, memorable, receptáculo abismal de posibilidades donde todos nos encontramos pero solo unos cuantos se quedan, iluminados por aquella luz, bordeados por aquellas sombras que le dan fuerza a cada argumento, a cada secuencia, a cada momento en pantalla. Sucede así que de esas búsquedas matinales algo de esto intuyes mientras observas tu rostro partido en claroscuro. Y con ese dejo de intuición tomas la cámara y construyes escenarios de material vivido procurando no caer en la tentación del efectismo para no perder el camino. Y comienzas a andar, el mecanismo de la cámara se acciona y comienza a tomar registro de los espacios que han sido acomodados para llevarnos a un lugar preciso en un tiempo determinado y con un clima que espera vivir un momento en este artificio para tornarse vida. Tal es el potencial que encierra un cuarto con una ventana, ventana esmerilada o completamente transparente, cada rayo de luz que por ella se cuela es potencia de vida explorada cantidad de veces por pintores diversos tanto en corriente, técnica y temática. Velasco, en ¨Las meninas¨ sugiere una ventana que ilumina la composición principal de su cuadro, y no lo vemos, lo que vemos es la luz dorada que ilumina la escena que signa el lienzo. Así aquellos muchachos, toman las ventanas como fuente principal de luz que iluminara cada escena de esta adaptación de una historieta de Ricardo Peláez, y trabajaran con ese atisbo de intuición antes mencionado para dar forma a este coto y paso al tema siguiente. Escuchen con atención.
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