Fin y principio.


La primer aventura del realizador audiovisual es concretar su proyecto, hacer su película. En el camino va a encontrar cualquier cantidad de obstáculos y negativas que tratarán de interrumpir o frenar la realización, siempre. Desde nuestros años de formación, hemos encontrado cualquier cantidad de problemas para llevar a buen puerto cada proyecto que se nos ha presentado. Los años de recesión no hicieron más fáciles las cosas, y aunque la producción se redujo drásticamente, no paramos, al menos no hasta que decidimos detenernos.
Hicimos buenas migas con Jo. Su talento y disposición nos dio confianza para sacar del cajón un proyecto largos años revisado: Fin. Esta historia la escribimos poco después de terminar Si te vas, déjame una lana y ya habíamos hecho un intento de llevarlo a la pantalla, pero nuestros esfuerzos se vieron coartados por la falta de presupuesto e interés de las instituciones a las que nos habíamos acercado. Fin era una historia apocalíptica, intimista. Contaba el devenir de un par de chicas que se conocen apenas, y se encuentran a solas al haber perdido a familiares y amigos en circunstancias extrañas. Muchas de las personas a las que habíamos presentado este proyecto se interesaron en ser participes, pero nuestra experiencia no nos alcanzó para siquiera comenzar a grabar algo de esta historia. Decidimos dejarla en pausa para trabajar en otros proyectos más manejables.
Cinco años y muchas horas de vuelo después nos animamos a sacar de nuevo a la luz este proyecto. Después de "Para ganarte un poco" nos animamos a presentarle a Jo este guión, con agrado vimos que ella aceptó participar con contagioso entusiasmo; corrían los últimos meses de 2009, seguíamos sin tener una entrada monetaria fija, pronto las circunstancias nos orillarían a definir nuestro rumbo.

Necesitábamos generar recursos, no solo para seguir con nuestro proyecto, si no para pagar nuestras cuentas, más en esos días tan precarios. La renta seguía corriendo, los recibos de la compañía de luz no dejaban de llegar, nuestra cámara Hi8 comenzaba a quedarse corta frente a las nuevas tecnologías, lo mismo que nuestra pequeña isla de edición. Estaba claro que debíamos hacer ajustes para continuar, así que después de hacer cálculos, decidimos hacer ajustes en nuestros objetivos y concentrarnos en levantar el equipo, Producciones Imperdonables, como empresa.
Nos inscribimos a un propedeutico para poder meter un proyecto de pequeña empresa a una incubadora y obtener un crédito gubernamental. No quitábamos el dedo del renglón, pretendíamos seguir grabando eventos sociales para hacernos del equipo necesario para poder producir y editar nuestras historias. Después de algunas semanas de proyecciones, cálculos y presentaciones, nuestro proyecto fue dejado de lado por incipientes empresas con los objetivos más claros.
Era evidente que debíamos replantear el proyecto, así lo hicimos. Nos sentamos a hacer nuevos cálculos, forjamos un nombre más serio y preparamos un volante ofreciendo nuestros servicios como fotógrafos, y volvimos a la calle a buscar suerte. A la par charlábamos con Jo para juntarnos de una buena vez, y comenzar a charlar sobre Fin. acordamos una fecha para  comenzar a ensayar, no había motivos para no sacar adelante el proyecto.

Al menos no hasta que decidimos detenernos.

Repentinas ofertas de trabajos llegaron a pocos días de comenzar los ensayos. Decidimos tomarlos, pues las circunstancias no mejoraban. Pensamos trabajar un tiempo y capitalizar nuestra desordenada casa productora. Llamamos a Jo para cancelar el ensayo hasta nuevo aviso. No sabíamos que guardaríamos Fin una vez más. Corrían las primeras semanas del 2010.
Entregados al trabajo, dejamos de producir nuestras historias para dedicarnos a la publicidad, al diseño editorial, al arte. Nos prometimos retomar el camino cuando las cosas marcharan mejor, y así seguimos.
En ocasiones, escuchamos críticas acerca de nuestro proceder, preguntas acerca de por que dejamos de hacer cortos. Entregarnos al trabajo de oficina, guardar de nuevo nuestros guiones, esta larga pausa, no significan, en absoluto, que el camino del realizador se haya terminado para nosotros.

Apenas, apenas, estamos empezando. 




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